jueves, 29 de diciembre de 2011

Bienvenidos

Queridos hermanos amigos y visitantes, El Señor nuestro Dios Todopoderoso les bendiga.
Esta página tiene como propósito ayudar en la edificación del Cuerpo de Cristo por medio de devocionales, artículos de la Palabra de Dios, noticias de interés, mensajes en audio y alguna que otra cosa que se considere relevante para nuestro tiempo y nuestro propósito en común: buscar cada día recibir un amor de la verdad para ser salvos, y para ser conformados a la imagen de Aquel que nos llamó: Jesucristo, nuestro Señor.
Siéntase en total libertad de dejar sus comentarios, mi deseo es servirles y aportar mi granito de arena de la mejor manera que me sea posible a usted y a quien desee recomendar nuestra página.

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"Sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo". Efe.4:15 

viernes, 15 de abril de 2011

La escritora y periodista Pilar Rahola

La escritora y periodista catalana Pilar Rahola recibió este martes en Ginebra el Premio Morris B. Abram, otorgado por UN Watch. Esta ONG honra así su compromiso feminista y con la causa de la libertad.

Entrevista exclusiva a swissinfo.ch.



Pilar Rahola es una de las más controvertidas voces en los medios de comunicación españoles. Amada u odiada, sus tomas de posición sobre temas que van desde los toros hasta los derechos de la mujer o el lugar del islam en las sociedades democráticas raramente dejan indiferente a la opinión pública.

swissinfo.ch: ¿Qué representa para usted este premio?

Pilar Rahola: Es un gran honor por dos motivos. Primero, por la propia naturaleza de UN Watch, que ha demostrado su coraje al denunciar hechos como que Libia se siente en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Pero también porque me ilusiona formar parte de esa lista de personas premiadas entre las que hay mujeres que son grandes luchadoras por la causa de la libertad y los derechos humanos.
Un premio de este calibre moral te obliga a ser responsable. Lo recibo en nombre de millones de mujeres musulmanas a las que nadie nunca escucha, y a las que la ONU tampoco defiende.

swissinfo.ch: Hablando de musulmanes, ¿nos enfrentamos a un auge de los populismos en Europa?

P.R.: Si se refiere a un auge del populismo porque Europa vive una crisis de ideologías, en la que los políticos que nos dirigen son mediocres, estoy de acuerdo. Vivimos en un mundo hecho de consignas, y no de ideas.
Si se refiere al auge de la derecha política, es igualmente cierto, pero cierta izquierda radical gana cada vez más espacio. Entre estos dos polos el debate serio es cada vez más difícil. Nuestros líderes solo se mueven por encuestas.

swissinfo.ch: ¿Es usted consciente de tener muchos enemigos?

P.R.: Me alegra molestar a los sectores más retrógrados de la sociedad. Salvando las obvias distancias, me identifico con Albert Camus cuando afirmó que Stalin no era el padre de la libertad de los pueblos y fue ‘linchado’ por las izquierdas de la época.

swissinfo.ch: Usted es especialmente controvertida por su toma de posición pública en defensa de Israel.

P.R.: Es muy relativo que mi postura genere tanta controversia. No hay que confundir a los que hacen mucho ruido mediático con la opinión pública. De hecho, hay una masa silenciosa que me aplaude,y mis artículos acerca de Israel en ‘La Vanguardia’ tienen muchos lectores.

swissinfo.ch: Pero parece usted una incondicional de Israel.

P.R.: En absoluto. No todo lo que hace Israel me parece bien. Pero lo que no soporto y denuncio es la criminalización del Estado de Israel. Por lo visto, al menos en España, ser progresista quiere decir, necesariamente, apoyar a Palestina y denostar a Israel.
Pero en este mundo existen esclavitud, abusos de todo tipo y crímenes que parecen no interesar a nadie. Pero atención: me preocupa el dolor de Palestina y su gente, me siento solidaria con ellos. Lo que no soporto es la mirada acrítica al conflicto.

swissinfo.ch: ¿En qué sentido?

P.R.: La opinión pública internacional no parece entender la verdadera naturaleza de esta lucha. No hablamos de niños armados con piedras, sino de países como Irán y Siria, que se ocultan detrás de este conflicto para hacer avanzar sus intereses.

Hay que entender que Israel no lucha ‘contra’ Palestina, sino contra países muy poderosos, uno de los cuales está a punto de tener la bomba atómica y ha jurado borrar a Israel del mapa. Mientras que el muro de Ceuta y Melilla no causa ningún conflicto, el de Israel es un drama, lo que demuestra que lo que exigimos a Israel no lo aplicamos en España.

swissinfo.ch: ¿Por ejemplo?

P.R.: Imagine cómo reaccionaría España si tuviera enemigos armados dentro y fuera de sus fronteras, a los que se suman grupos de activistas ‘humanitarios’ financiados por potencias extranjeras. ¿Cuánto cree que podría durar una situación semejante?

swissinfo.ch: Esta semana el juez Goldstone se ha retractado de su informe crítico hacia Israel por sus acciones militares en Gaza en 2008.

P.R.: Forma parte de las mentiras que se dicen acerca de Israel. Pienso que el juez sudafricano se dejó llevar por el calor del momento. Le honra haberse retractado, pero el daño ya está hecho. Lo cierto es que contra Israel se vive muy bien.

swissinfo.ch: ¿A qué se refiere?

P.R.: A que asumir la defensa de algunos aspectos de Israel equivale a asumir riesgos. Yo he llegado a perder amigos por mis posturas al respecto. Amigos con los que no tuve problema al tomar posiciones en temas como los toros o los derechos de la mujer.

swissinfo.ch: Hablemos de su militancia feminista.

P.R.: Durante años mi lucha fue por ayudar a la mujer occidental y española. Pero España ha evolucionado de forma increíble, aunque aún quedan cosas por hacer. En estos últimos 15 años he puesto el foco en los derechos humanos de la mujer musulmana. Estoy convencida de que el islam cambiará gracias a ellas. El Nelson Mandela del siglo XXI será una mujer musulmana.

swissinfo.ch: ¿En quién piensa?

P.R.: Hay muchas, pero pienso en la abogada iraní Shirin Ebadi, que es un ejemplo de coherencia. O en la intelectual Taslima Nasrin, con tres fatwas (NDA: condenas a muerte islámicas) a sus espaldas. O la psiquiatra siria Wafa Sultan, quien tras comprobar los abusos a los derechos humanos en su país, terminó asilada en los Estados Unidos. O la francesa Fadela Amara, fundadora de la ONG ‘Ni Putas ni Sumisas’. O la admirable Ayaan Hirsi Ali, bajo condena a muerte por cuestionar el islam.

Me enorgullezco de contar musulmanas entre mis buenas amigas. ¿Pero sabe lo peor? Es que marginando este enorme potencial humano, se pierden grandes valores para sus sociedades. Y todo ello con el silencio cómplice de la comunidad internacional. Me siento profundamente solidaria con la mujer musulmana.

swissinfo.ch: ¿Europa hace lo suficiente por integrar la inmigración, en particular musulmana?

P.R.: La inmigración se debe aceptar. Creo que una sociedad heterogénea es algo deseable, pero no estoy de acuerdo con el ‘buenismo’ paternalista que lo perdona todo. No puede ser que los enemigos de la democracia puedan ampararse en nuestras leyes democráticas.

swissinfo.ch: ¿Cuál es su problema con el islam?

P.R.: No tengo nada contra el islam, sino contra la ideología totalitaria que utiliza el islam como bandera. El islam radical quiere cambiar las leyes europeas, regular los más nimios aspectos de la vida íntima e incluso cambiar nuestras costumbres. Dado que esto es así, ya no se trata de una religión, sino de una ideología. Y de una ideología totalitaria.


swissinfo.ch: ¿Qué valoración hace como periodista de la ‘primavera árabe’?

P.R.: He estado en la Plaza Tahrir (El Cairo) como enviada de ‘La Vanguardia’ y pude hablar con mucha gente. Mi conclusión temporal y expectante es que la revolución tiene un 50% positivo porque incluye a la juventud. Y un 50% negativo, pues incluye a los Hermanos Musulmanes que llevan décadas esperando este momento.

swissinfo.ch: ¿Vivimos realmente, según afirman ciertas voces, en un mundo regido por el pensamiento único ante el fenómeno del integrismo islámico?

P.R.: El silencio ante lo que pasa tiene bases muy concretas. Se trata del miedo. Miedo real y físico, puesto que mucha gente ha perdido la vida y ha sufrido mucho por intentar oponerse a esta ola islamista. Aparte, existe el temor al ostracismo provocado por la corrección política imperante. No olvidemos que el terrorismo islamista es una maquinaria bien engrasada, generosamente financiada y perfectamente organizada.

Yo creo que hay tres elementos que caracterizan nuestro tiempo. Se trata del silencio; el apaciguamiento, que recuerda a las políticas cobardes de Chamberlain frente a Hitler y, por último, la traición a nuestros valores.

swissinfo.ch: ¿Cómo analiza usted el voto suizo contra los minaretes de 2009?

P.R.: No soy una especialista de la política suiza, pero considero que el minarete no es un símbolo religioso, sino de dominación política. Una mezquita puede funcionar perfectamente sin minaretes. Es un símbolo político que rompe el equilibrio y la convivencia en Suiza. Entiendo ese voto, puesto que de lo que realmente se trata es del lugar del islam en una democracia moderna.


swissinfo.ch: ¿Cuáles son sus proyectos actuales?

P.R.: La semana entrante se publica mi libro ‘La república islámica de España’. En este trabajo identifico las redes del integrismo islámico en España. Un libro que dará mucho que hablar.



Rodrigo Carrizo Couto, swissinfo.ch
Ginebra

Cinco cristianos serán juzgados por blasfemia en Irán

Cinco cristianos iraníes, que fueron condenados recientemente a un año de prisión por delitos contra el orden islámico en el Tribunal Revolucionario de Shiraz, serán sometido a juicio en un tribunal inferior por cargos de blasfemia dentro de quince días.


El Pastor Behrouz Sadegh-Khandjani, Furutan Mehdi, Beliad Mohammad, Khalaj Parviz y Beliad Nazly, miembros de la denominación Iglesia de Irán, fueron detenidos en junio de 2010 bajo la acusación de apostasía, que se castiga con la pena de muerte, reuniones políticas, blasfemia y los delitos contra el orden islámico.


La situación de los cristianos en Irán está empeorando, cada vez hay más dificultades para celebrar reuniones, y muchos cristianos intentan huir del país.


Los cristianos en Irán están muy preocupados por Yousef Nadarkhani, el pastor de una congregación numerosa en la ciudad de Rasht, que fue detenido a finales de 2009. Él permanece en prisión tras haber sido condenado a muerte por el delito de apostasía.

Gobierno de Malasia retiene 35,000 Biblias y le pone un sello "solo para cristianos"

Kuala Lumpur - Malasia.- Congregaciones Cristianas de diversas denominaciones, calificaron como “ofensivo” el control que el gobierno Malasio ejerció sobre 35,000 ejemplares de la biblia retenidas en aduanas durante el mes de enero.


Unos 35,000 ejemplares de la Biblia en la lengua malaya fueron sellados por el gobierno para su propagación estrictamente cristiana, en un intento de evitar pugnas entre las religiones predominantes del país, informaron.


El gobierno especificó que la decisión había sido tomada luego de diversas peleas entre las religiones, ya que los textos bíblicos contenían información que podría ayudar a que los musulmanes se convirtieran al cristianismo y así comenzar problemas que alterarían el orden público, además de que muchos de los textos bíblicos eran parecidos al Corán.


“Toda persona que respeta las Sagradas Escrituras se horrorizaría con esta acción. No aceptaremos una profanación de la Biblia, porque la Palabra de Dios es sagrada para nosotros”, dijo Sociedades Biblicas.


Respecto a la decisión aplicada sin el consentimiento de la autoridades cristianas declararon, “Como libro sagrado de los cristianos, la Biblia debe ser tratada con el debido respeto consultando a los órganos competentes cristianos representativos antes de introducir cualquier texto externo en las Biblias”.


Las decisiones reiteran la importancia de evitar enfrentamientos que el mundo actual en Medio Oriente atraviesa según el Ministerio del Interior, “crear confusión y dañar el orden público y además podría inducir a los musulmanes a convertirse al cristianismo.


Respecto a las declaraciones del Ministerio Interior, el Monseñor Paul Tan Chee Ing, aclaró que la decisión tomada en base a la similitud de los textos (Biblia y Corán) es impertinente "en el Sagrado Corán, en la sura 5,69 y en la sura 22,17, incluso más explícitamente en la sura 2,62 se dice que los judíos, los cristianos, los sabeos y los musulmanes dan culto a Allah". "¿Cómo puede, por tanto un musulmán actuar en contra de su Sagrado Corán? No es posible. Y si lo hace es por ignorancia o por razones de oportunismo político".


El jueves, luego de que el gobierno liberara 5,000 Biblias selladas, la Sociedad Bíblica de Malasia informó que la organización planea guardar las Biblias como “piezas de museo”

Policía china arresta a cristianos por realizar culto al aire libre

BEIJING - China.- La Policía detuvo el domingo a decenas de feligreses de una iglesia cristiana no aprobada en Beijing que trataban de realizar una ceremonia religiosa en un espacio público, luego de que fueron desalojados de su sitio de oración acostumbrado.


Los líderes de la iglesia evangélica no registrada Shouwang habían pedido a los hermanos que se reunieran en un lugar al aire libre en Beijing para un servicio religioso matutino, pero la Policía, aparentemente puesta sobre aviso de los planes, acordonó el área y detuvo a las personas que acudieron.


El gobierno comunista de China permite el culto religioso sólo en iglesias aprobadas por el Estado, pero muchos cristianos pertenecen a congregaciones no registradas. Estas “iglesias caseras” son objeto de acoso por parte de las autoridades.


Se calcula que hay más de 60 millones de cristianos que acuden a las iglesias independientes en China, mientras que cerca de 20 millones van a la iglesia del Estado, de acuerdo con activistas eclesiásticos.


Un integrante de la iglesia que acudió a la reunión y logró evadir a la Policía, dijo que los agentes se llevaron a unas 200 personas, que permanecían retenidas en las instalaciones de una escuela. Les confiscaron sus celulares, dijo el hombre, quien dio sólo su nombre en inglés, Kane, por temor a represalias de las autoridades.


Un camarógrafo de la AP vio a una decena de personas cuando subían a un autobús de la ciudad escoltadas por la Policía para luego partir.


Yuan Ling, pastor de la iglesia Shouwang, dijo por teléfono que no pudo acudir al evento porque la Policía lo puso bajo arresto domiciliario la noche del sábado. Yuan dijo que al menos otros seis miembros de la iglesia también fueron detenidos en sus casas.


Los parroquianos de Shouwang habían realizado servicios religiosos en un restaurante de Beijing hasta la semana pasada, cuando fueron desalojados.


Las autoridades chinas han estado alertas ante las reuniones públicas debido a las convocatorias anónimas publicadas en internet para efectuar protestas contra el gobierno como las que se realizan en Medio Oriente y el norte de Africa.

Hubo un día que morí

“Con Cristo estoy juntamente crucificado” (Gal 2:20).

Cuando el Señor Jesucristo murió en la Cruz, no murió tan sólo como mi Sustituto, sino también murió como mi Representante; no sólo murió por mí sino como si fuese yo. Cuando murió, yo también morí en un sentido muy real. Todo lo que yo era como hijo de Adán, mi viejo yo, malo y no regenerado, fue clavado en la Cruz. A los ojos de Dios mi historia como hombre en la carne llegó a su final.

¡Mas eso no fue todo! Cuando el Salvador fue sepultado, yo también fui sepultado con él. Estoy identificado con Cristo en Su sepultura. Esto describe la eliminación del viejo “Yo” de la vista de Dios para siempre.

Además, cuando el Señor Jesús se levantó de los muertos, me levanté también con él. Pero la descripción aquí cambia. No es el viejo yo que fue sepultado el que se levantó, sino el nuevo hombre: Cristo viviendo en mí. Resucité con Cristo para caminar en una vida nueva.

Desde el punto de vista de Dios todo esto ocurrió posicionalmente, pero él quiere que se haga realidad en mi vida de una manera práctica. Quiere que me considere a mí mismo muerto a través de este ciclo de muerte, sepultura y resurrección. Pero, ¿cómo se logra esto?

Cuando soy tentado, mi respuesta a la tentación debe ser igual a la de un cadáver cuando es incitado al mal: ¡Sin respuesta! Debo decir: “He muerto al pecado, ya no eres tú mi amo. En lo que respecta a ti, estoy muerto”.

Día tras día debo considerar a mi viejo y corrupto yo como sepultado en la tumba de Jesús. Esto significa que no me ocuparé introspectivamente de él. Nada buscaré en él que sea digno de consideración ni me decepcionaré por su total corrupción.

Finalmente, viviré cada momento como uno que ha resucitado con Cristo a una nueva vida: nuevas ambiciones, nuevos deseos y motivos, nueva libertad y nuevo poder.

George Müller habla de cómo esta verdad de la identificación con Cristo le convenció:

“Hubo un día que morí. Murió George Müller a sus opiniones, preferencias, gustos y voluntad; morí al mundo, a su aceptación o censura, a la aprobación o reproche aun de mis hermanos o amigos. Desde entonces, he vivido solamente para presentarme aprobado para Dios”.

William MacDonald
De día en día

miércoles, 13 de abril de 2011

Haré algo con lo que he oído

“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Jam 1:22).

Algunos tienen la engañosa idea de que si asisten a reuniones, conferencias y seminarios están haciendo la obra de Dios. Desde el púlpito y en todas partes se habla de lo que debemos hacer y, a pesar de esto, nos engañamos frecuentemente pensando que hacemos Su voluntad. Lo que en realidad sucede es que aumentamos nuestra responsabilidad y nos engañamos a nosotros mismos, pensando que somos espirituales cuando en realidad somos muy carnales. Nos engañamos al suponer que estamos creciendo espiritualmente cuando la verdad es que estamos estancados y nos engañamos imaginando que somos sabios cuando somos patéticamente necios.

Jesús dijo que el hombre sabio es aquél que escucha Sus palabras y las hace. El hombre necio también las escucha, pero no las hace.

No basta con escuchar un sermón y luego marcharse diciendo: “Qué mensaje tan maravilloso”. Lo apropiado es decir: “Haré algo con lo que he oído”. Un buen sermón no sólo ilumina la mente, calienta el corazón y nos conmueve, sino que también provoca la voluntad a la acción.

Un domingo cierto predicador interrumpió su sermón para preguntar a su congregación cuál era el nombre del primer himno que habían cantado esa mañana, y nadie lo supo. Luego preguntó qué pasaje de la Biblia se había leído, pero nadie pudo recordarlo. Preguntó qué anuncios se habían dado, y un gran silencio se hizo en el lugar. La gente estaba jugando a iglesia.

Antes de cada reunión, haríamos bien en hacernos estas preguntas: ¿A qué vine? ¿Estoy dispuesto a que Dios me hable? Y si me habla, ¿le obedeceré?

El Mar Muerto se ha ganado justamente su nombre por la entrada constante de aguas sin tener una salida correspondiente. En nuestra vida, la información sin aplicación nos conduce al estancamiento. La pregunta persistente del Salvador nos apremia: “¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?”

William MacDonald
De día en día

jueves, 7 de abril de 2011

El precio de una barra de hierro

El precio de una barra de hierro es 5 dólares. Cuando se transforma en herraduras, vale 10 dólares. Si se transforma en agujas, vale 350 dólares; en hojas de cuchillos, su precio asciende a 32.000 dólares. Si con ello se hacen cuerdas para relojes, su precio se calcula en 250.000 dólares. 
¡Qué cantidad de golpes tan terribles tiene que sobrellevar dicha barra para llegar a valer esto! Pero cuanto más manipulada ha sido, cuantos más martillazos ha recibido y ha sido pasada por el fuego, golpeada, machacada y pulimentada, su valor es mayor. 
¡Ojalá que esta parábola nos ayude a guardar silencio, a permanecer quietos y a soportar el sufrimiento! 
Los que más sufren, son capaces y pueden producir más. El sufrimiento es el medio que Dios está utilizando para sacar cuanto puede de nosotros, para Su gloria y la bendición de otros. La vida es muy misteriosa. 
Verdaderamente sería inexplicable, a no ser que creyésemos que Dios nos está preparando para escenas y ministerios que se encuentran más allá del mundo que vemos, en el mundo eterno donde espíritus grandemente templados serán requeridos para servicios especiales.

 "Haré que seas un trillo cortante nuevo". (Isaías 41:15)

martes, 5 de abril de 2011

Cómo templar el acero

Lynell Waterman cuenta la historia del herrero que, después de una juventud llena de excesos, decidió entregar su alma a Dios. Durante muchos años trabajó con ahínco, practicó la caridad, pero, a pesar de toda su dedicación, nada parecía andar bien en su vida, muy por el contrario: sus problemas y sus deudas se acumulaban día a día.

Una hermosa tarde, un amigo que lo visitaba, y que sentía compasión por su situación difícil, le comentó: "Realmente es muy extraño que justamente después de haber decidido volverte un hombre temeroso de Dios, tu vida haya comenzado a empeorar. No deseo debilitar tu fe, pero a pesar de tus creencias en el mundo espiritual, nada ha mejorado". El herrero no respondió en seguida: él ya había pensando en eso muchas veces, sin entender lo que acontecía, sin embargo, como no deseaba dejar al amigo sin respuesta, comenzó a hablar, y terminó por encontrar la explicación que buscaba.

He aquí lo que dijo el herrero: "En este taller yo recibo el acero aún sin trabajar, y debo transformarlo en espadas. ¿Sabes tú como se hace esto? Primero, caliento la chapa de acero a un calor infernal, hasta que se pone roja. En seguida, sin ninguna piedad, tomo el martillo más pesado y le aplico varios golpes, hasta que la pieza adquiere la forma deseada. Luego la sumerjo en un balde de agua fría, y el taller entero se llena con el ruido del vapor, porque la pieza estalla y grita a causa del violento cambio de temperatura. Tengo que repetir este proceso hasta obtener la espada perfecta: una sola vez no es suficiente".

El herrero hizo una larga pausa, y siguió: "A veces, el acero que llega a mis manos no logra soportar este tratamiento. El calor, los martillazos y el agua fría terminan por llenarlo de rajaduras. En ese momento, me doy cuenta de que jamás se transformará en una buena hoja de espada. Y entonces, simplemente lo dejo en la montaña de fierro viejo que ves a la entrada de mi herrería".

Hizo otra pausa más, y el herrero terminó: "Sé que Dios me está colocando en el fuego de las aflicciones. Acepto los martillazos que la vida me da, y a veces me siento tan frío e insensible como el agua que hace sufrir al acero. Pero la única cosa que pienso es: 'Dios mío, no desistas, hasta que yo consiga tomar la forma que Tú esperas de mí. Inténtalo de la manera que te parezca mejor, por el tiempo que quieras – pero nunca me pongas en la montaña de fierro viejo de las almas".

Los valdenses. El Israel de los Alpes

Rodrigo Abarca

Durante toda la Edad Media, numerosos grupos de hermanos se separaron de la Cristiandad oficial para buscar una forma de cristianismo más puro y apegado a la simplicidad evangélica. Ya hemos visto el alto precio que debieron pagar muchos de ellos por causa de su fidelidad a la Palabra de Dios. El camino de la fe fue regado con la sangre de su martirio.

En Europa occidental, cátaros y albigenses prosperaban, especialmente en Francia y España. Y en los valles alpinos del norte de Italia y el sur de Suiza, prosperaron por largos siglos un grupo de hermanos de características singularmente especiales a quienes la historia designó con el nombre de Valdenses.

Sus orígenes

Aunque estrechamente emparentados con los albigenses, su origen parece remontarse a una época anterior. La antigüedad de los valdenses está atestiguada por varias fuentes, tantos internas como externas al movimiento, y también por algunas características muy particulares de su fe y prácticas. El inquisidor Rainero, quien murió en 1259, escribió: «Entre todas estas sectas... la de los leonistas (léase valdenses).. ha sido la que por más ha tiempo ha existido, porque algunos dicen que ha durado desde los tiempos de Silvestre (Papa en 314-335 DC), otros, desde el tiempo de los apóstoles».

Marco Aurelio Rorenco, prior de San Roch en Turín, en su recuento e historia de los mismos, escribió que los valdenses son tan antiguos que no se puede precisar el tiempo de origen. Además, los mismos valdenses se consideraban muy antiguos y hacían descender su fe de los tiempos apostólicos.

Otra evidencia a favor de su antigüedad es su relativa falta de antagonismo hacia la cristiandad oficial, a diferencia de otros grupos (albigenses incluidos) que se escindieron de ella como una reacción contra sus errores. Los valdenses se caracterizaban por una actitud más tolerante, pues estaban dispuestos a reconocer que había muchos hombres que caminaron y aún caminaban con Dios allí. Por ello, más adelante y cuando entraron en negociaciones con los Reformadores, se mostraron dispuestos a reconocer lo que había de bueno dentro de la iglesia organizada, lo cual estos últimos rechazaban de plano.

El reformador suizo Guillermo Farell se lamentaba, por ejemplo, de la falta de rigor y concordancia con las doctrinas protestantes más duras y anticatólicas, entre los valdenses con quienes entró en contacto. En una de sus cartas se queja de esta «característica» que él atribuía a la declinación espiritual del movimiento, sin percibir la larga historia espiritual que existía tras ella.

En verdad, aunque resulta imposible precisar sus inicios, es probable que fuesen en su núcleo esencial un remanente que se apartó de la cristiandad oficial rechazando la unión de la iglesia y el estado, después de la ascensión de Constantino en 311 DC (por ej, los novacianos). Algunos de ellos pudieron haber emigrado hacia los valles remotos y aislados valles alpinos, donde conservaron intactas por muchos siglos su fe y pureza evangélicas, ajenos a todas las controversias y luchas posteriores. Aunque más adelante tuvieron estrecha comunión con otros grupos de hermanos perseguidos.

De hecho, los numerosos hermanos perseguidos, conocidos por los diferentes nombres que les dieran sus perseguidores, llegaron, con el tiempo, a constituir un testimonio unido y de vasto alcance, fuera de la cristiandad organizada. Gracias a que los escritos de los valdenses lograron perdurar a pesar de la persecución.

Y hoy podemos saber que aquellos grupos de hermanos, unidos por estrechos lazos de comunión, no eran en absoluto herejes gnósticos o maniqueos, tal como pretendían quienes les perseguían y mataban, sino verdaderos creyentes ortodoxos en su fe y bíblicos en sus prácticas. Así el Papa Gregorio IX declaraba: «Nosotros excomulgamos y anatemizamos a todos los herejes, cátaros, patarinos, Hombres Pobres de Lyon (valdenses), arnaldistas... y otros, cualquiera sea el nombre por el cual son conocidos, ya que tienen de hecho diferentes rostros, pero están unidos por sus rabos y se reúnen en el mismo punto, llevados por su vanidad».

También el inquisidor David de Augsburgo reconocía el hecho de que en principio las sectas, que resistían juntas en la presencia de sus enemigos, «eran una sola secta».

Pedro de Valdo

Uno de los hombres más conocidos y destacados entre ellos fue Pedro de Valdo, un exitoso comerciante y banquero de Lyon que, tras una atenta lectura de la Biblia fue impactado profundamente por las palabras del Señor en Mateo 19:21, «Si quieres ser perfecto, anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres y tendrás tesoro en el cielo; y luego ven y sígueme». En consecuencia, en 1173 dio una buena cantidad de su fortuna a su esposa, repartió el resto a los pobres y se entregó a una vida itinerante de predicación. Otros compañeros se le unieron y viajaron junto a él predicando del mismo modo. Fueron llamados ‘Los Hombres Pobres de Lyon’. En 1179 pidieron al Papa Alejandro III una licencia especial para continuar con sus labores, pero esta les fue negada. Más adelante fueron incluso excomulgados.

Pedro de Valdo entró en íntima relación con los valdenses de los valles alpinos, y, quizá por esa razón, muchos historiadores lo han considerado erróneamente su fundador, tras observar la aparente coincidencia entre su apellido ‘Valdo’ y el nombre ‘valdenses’. Pero este supuesto viene más bien de la costumbre de querer ver un fundador o líder en el origen de todo movimiento espiritual. De hecho, el nombre ‘valdenses’ parece derivarse más bien del francés ‘Vallois’ (gente de los valles), que aparece en muchos manuscritos anteriores a Pedro de Valdo.

Sin embargo, De Valdo llegó a ser considerado como uno de sus apóstoles por los mismos valdenses, a quienes ayudó a salir del relativo aislamiento en que se encontraban para darles un notable empuje misionero. Realizó numerosos viajes y esparció la fe en muchos países. Así, diversas congregaciones de hermanos florecieron por toda Europa occidental, y se convirtieron en refugio de otros hermanos perseguidos, tales como albigenses y cátaros.

Pedro de Valdo murió probablemente en Bohemia el año 1217, donde trabajó ardientemente para sembrar la semilla del Evangelio, que florecería más tarde entre los Hermanos Unidos y Juan Huss.

Fe y prácticas

Los valdenses reconocían en la Escritura la única autoridad final y definitiva para su fe y prácticas. Creían en la justificación por la fe y rechazaban la obras meritorias como fuente de salvación. En 1212 un grupo de 500 valdenses de varias nacionalidades fue arrestado en Estraburgo y quemado en la hoguera por la Inquisición. Entonces, uno de sus pastores declaró poco antes de morir: «Nosotros somos pecadores, pero no es nuestra fe la que nos hace tales; tampoco somos culpables de la blasfemia por la cual somos acusados sin razón; pero esperamos el perdón de nuestros pecados, y esto sin la ayuda del hombre, y tampoco a través de los méritos o de nuestras obras».

Aparte de la Escritura no sostenían ningún credo o confesión de fe particular. A pesar de ello, lograron conservar casi intactas su fe y sus prácticas a lo largo de varios siglos; lo cual prueba de paso que el mejor remedio contra la herejía y el error es la espiritualidad apoyada en una profunda fidelidad y apego a la Escritura.

Tenían, en particular, el más alto aprecio por las palabras y obras del Señor Jesucristo en los Evangelios. Su meta principal era seguir a Cristo, guardando sus palabras e imitando su ejemplo. No daban mucha importancia al conocimiento meramente teológico y mental de la verdad, pues insistían en que ésta solo podía ser entendida por medio de la luz que el Espíritu Santo concede al corazón de aquellos que obedecen las palabras de Dios. Por lo mismo, colocaban en un lugar central de su vida las enseñanzas del Sermón del Monte, y las consideraban como una regla de vida para todos los hijos de Dios.

Además, rechazaban las disputas doctrinales como infructíferas, y aceptaban las enseñanzas de los hombres de Dios de toda época y lugar, si se conformaban a la Escritura. Su mayor interés estaba en una espiritualidad real y práctica.

El inquisidor Passau dice acerca de ellos: «Uno puede conocerlos por sus costumbres y sus conversaciones. Ordenados y moderados evitan el orgullo en el vestido, que son de telas ni viles ni lujosas. No se meten en negocios, a fin de no verse expuestos a mentir, a jurar ni engañar. Como obreros viven del trabajo de sus manos. Sus mismos maestros son tejedores o zapateros. No acumulan riquezas y se contentan con lo necesario. Son castos, sobre todo los lioneses, y moderados en sus comidas. No frecuentan las tabernas ni los bailes, porque no aman esa clase de frivolidades. Procuran no enojarse. Siempre trabajan y, sin embargo, hallan tiempo para estudiar y enseñar. Se les conoce también por sus conversaciones que son a la vez sabias y discretas; huyen de la maledicencia y se abstienen de dichos ociosos y burlones, así como de la mentira. No juran y ni siquiera dicen ‘es verdad’, o ‘ciertamente’, porque para ellos eso equivale a jurar».

En cuanto al orden de la iglesia, no tenían ninguna clase de organización centralizada, ni jerarquía superior. Sus asambleas eran dirigidas por ancianos o presbíteros a quienes llamaban ‘Barbas’. Celebraban juntos la Cena del Señor, sin excluir a ningún creyente de ella.

También reconocían la existencia de un ministerio apostólico extra local e itinerante. Los apóstoles valdenses viajaban continuamente entre las iglesias para enseñar, alentar y ganar nuevos convertidos. No poseían bienes económicos ni familias, ya que sus vidas estaban en continuo peligro y aflicción. Sus necesidades eran suplidas por los hermanos, quienes los tenían en la mayor estima y reconocimiento. Viajaban de dos en dos, siempre uno mayor con uno más joven como aprendiz. Muchos tenían conocimientos de medicina para ayudar a los necesitados. También había entre ellos hombres altamente educados y eruditos. A menudo la gente los llamaba ‘Amigos de Dios’ debido a su profunda espiritualidad y sencillez. Pedro de Valdo, como hemos visto, fue uno de ellos.

Persecuciones y martirios

A pesar de su relativamente tranquilo aislamiento, las constantes actividades misioneras de sus apóstoles les atrajeron finalmente la atención y el odio de la cristiandad organizada. Los numerosos santos perseguidos en otras latitudes encontraban refugio en sus asambleas, que se habían esparcido por varios países de Europa. Este hecho muy pronto atrajo sobre ellos la mirada implacable de los inquisidores.

En 1192, alarmado por el creciente número de valdenses en España, el Rey Alfonso de Aragón emitió un decreto contra ellos en los siguientes términos: «Ordenamos a todo valdense que, en vista de que están excomulgados de la santa iglesia, enemigos declarados de este reino, tienen que abandonarlo, e igualmente a los demás estados de nuestros dominios. En virtud de esta orden, cualquiera que desde hoy se permita recibir en su casa a los susodichos valdenses, asistir a sus perniciosos discursos, proporcionarles alimentos, atraerá por esto la indignación de Dios todopoderoso y la nuestra; sus bienes serán confiscados sin apelación, y será castigado como culpable del delito de lesa majestad... Además cualquier noble o plebeyo que encuentre dentro de nuestros estados a uno de estos miserables, sepa que si los ultraja, los maltrata y los persigue, no hará con esto nada que no nos sea agradable». Muchos hermanos sufrieron el martirio durante la persecución que desató el decreto real.

Más adelante, en 1380, un emisario de la iglesia oficial fue enviado para tratar con ellos en los valles del Piamonte. Durante los próximos 30 años, 230 hermanos fueron quemados en la hoguera y sus bienes repartidos entre sus perseguidores. La persecución se agudizó en el 1400 y, entonces, muchas mujeres y niños buscaron refugio en las altas montañas. Allí la mayor parte de ellos murió de hambre y frío. En 1486 se emitió una bula en su contra y los valles fueron invadidos por un ejército de 8000 soldados del Archidiácono de Cremona, cuyo objetivo era extirpar a los herejes. Pero esta vez los pacíficos campesinos valdenses tomaron las armas para defenderse, por lo que el sangriento y desigual conflicto se extendió casi por 100 años. La resistencia de los hermanos fue entonces tan heroica, que recibieron el nombre de ‘Israel de los Alpes’.

Cuando comenzó la Reforma, los ejércitos de la iglesia organizada aprovecharon de tomar venganza contra los valdenses, y arrasaron literalmente varias de sus aldeas y pueblos. En Provenza, al sur de Francia, florecían 30 aldeas valdenses que habían comenzado a tomar contacto con los líderes de la Reforma.

Enterados sus enemigos, convencieron mediante ardides y mentiras al rey de Francia, Francisco I. Presionado por el Cardenal Tournon, ordenó que todos los valdenses fueran exterminados (19 de enero de 1545). Se envió un ejército contra ellos, que, tras siete semanas de matanzas, terminó con la vida de entre 3 a 4 mil hombres y mujeres. La brutalidad y el horror se extendieron por la región. 22 aldeas resultaron destruidas por completo. Los pocos sobrevivientes fueron enviados a las galeras de por vida y tan sólo un reducido número logró escapar a Suiza.

Consideraciones finales

A pesar de todo, los valdenses, a diferencia de otros grupos perseguidos, sobrevivieron. En los días de la Reforma muchos pasaron a formar parte de las filas protestantes, mientras que otros se unieron a la así llamada Reforma Radical de los Anabaptistas. Junto a ellos sobrevivieron importantes escritos que nos ayudan a entender la fe de aquellos hermanos cuyos testimonios fueron acallados por el martirio, tales como cátaros y albigenses, con quienes los valdenses se encontraban estrechamente unidos. Y por ellos aprendemos que un remanente fiel luchó, sufrió y murió por Cristo durante los largos siglos de oscuridad y apostasía, cuando parecía que la fe bíblica había desaparecido de la tierra. Y ahora un cuadro enteramente diferente surge ante nuestros ojos. No se trataba de herejes, sino de verdaderos hermanos y hermanas en Cristo.

Aquí y allá, en todas partes de Europa donde hombres y mujeres fieles buscaban al Señor, la luz de su palabra resplandecía y un testimonio se levantaba en medio de la oscuridad. Pero el enemigo que enfrentaban era formidable, astuto y cruel. Sus armas preferidas eran la difamación y el martirio. Ante ellas, todos sus esfuerzos parecían destinados al fracaso y la aniquilación. Las hogueras se multiplicaban y los horrores parecían no tener fin. Sin embargo, su fe sobrevivió y prevaleció a través de toda aquella inmensa marea de malignidad que amenazó con anegarlos por completo.

Y la luz se levantó al final de aquella época de tinieblas aún invicta y resplandeciente. De esta manera, junto a albigenses y cátaros y otros cuyo testimonio fue silenciado y borrado de la historia, los valdenses mantuvieron en alto la antorcha y la hicieron llegar hasta nuestros días, para hablar por todos los hermanos cuyo invencible testimonio de fe y amor por Cristo se creyó acallado para siempre; y decirnos que en todos ellos brilló de manera clara y singular la luz invencible de Cristo y su Evangelio eterno, en medio de la adversidad más implacable. Por ello, su legado espiritual resulta imperecedero.

«Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen» (Ap. 14:13).

Bakht Singh. El apóstol de la India

Algunos comparan a Bakht Singh con Sadhu Sundar Singh, otros con Watchman Nee, pero lo cierto es que fue el padre espiritual de cientos de miles de creyentes en la India y en todo el mundo.


Bakht Singh nació el 6 de junio de 1903, de padres acomodados, Jawahar Mal Chabra y Lakshmi Bai, en el sector norteño de Punjab, que hoy es parte de Pakistán. Era el mayor entre seis hermanos. Sus padres eran seguidores de la religión Sikh, dominante en la región.

Aunque de niño fue educado en una escuela de la Misión Presbiteriana, Bakht creció odiando a los cristianos, debido a la idea, muy predominante en ese tiempo, de que la religión cristiana era una herramienta al servicio de la colonización occidental, y que perturbaba las tradiciones y culturas locales. Junto a otros adolescentes hindúes, él solía burlarse de los pastores y maestros de la Biblia.

Por cinco años él estudió en un internado. Los hindúes y los musulmanes vivían en un lado, y los cristianos en el otro. Durante todos esos años él nunca visitó el lado cristiano. Cierta vez, después de aprobar un examen, le fue regalada una Biblia. Bakht la tomó y la rasgó. Conservó sólo la tapa porque tenía una hermosa encuadernación de cuero. Él solía pasar muchas horas en los templos Sikh observando todos los ritos religiosos.

De joven, Bakht tenía muchas ambiciones, como estudiar en Inglaterra, viajar alrededor del mundo, disfrutar de la amistad de todo tipo de personas, y permanecer fiel a su religión. También aspiraba poder vestir ropas elegantes y comer comida de clase alta. La ambición de estudiar en Inglaterra era para demostrar a los británicos que él no era inferior a ellos.

Sin embargo, su padre se oponía a su ida a Inglaterra. Él le ofreció mucho dinero intentando convencerlo de que se quedara con él para que le ayudara en su negocio. Había establecido una nueva fábrica de algodón y quería contar con su hijo mayor. Pero Bakht quería ir a Inglaterra. Al concluir su examen final en el colegio, Bakht se sintió muy triste porque no podría cumplir su deseo.

Siendo el hijo más amado por su madre, ella le dijo: «Te ayudaré a ir a Inglaterra, pero prométeme que no cambiarás de religión». Él le respondió: «¿Realmente crees que cambiaría mi religión?», asegurándole firmemente su lealtad y fidelidad. Ella, entonces, persuadió a su marido para que dejara ir a su hijo. «Mi padre, como un hombre de negocios, pensaba en términos de dinero, mi madre, siendo una persona religiosa, pensaba en términos de religión» – diría después Bakht Singh.

Así fue cómo en 1926, después de graduarse en la universidad estatal en Lahore, se fue como estudiante extranjero a Inglaterra y se matriculó en el King’s College (Universidad del Rey), en Londres, para estudiar ingeniería mecánica.

Los primeros meses en Inglaterra, Bakht permaneció fiel a su religión. Mantuvo su pelo largo y su barba, como correspondía a un ‘sikh’. Pero pronto perdió la fe, se rasuró, y se volvió ateo y liberal. En los próximos dos años adquirió todas las peores costumbres del mundo occidental: beber, fumar, vestir a la moda, visitar teatros, cine y salas de baile. También viajó por Europa, visitó museos, galerías de arte, se hizo amigo de la buena mesa, y trabó amistad con personas de todas las clases sociales. Todo lo que alguna vez había deseado, lo tuvo.

Pero de pronto comenzó a preguntarse: «¿Soy más feliz que antes?». El estado de su corazón le decía que estaba mucho peor, porque se había vuelto egoísta, orgulloso y codicioso. Había aprendido a mentir cortésmente a sus padres. Desencantado, comprobó que el mundo entero, sea en oriente o en occidente, es «vanidad de vanidades».

Entonces vino el gran día de la fe, el 11 de agosto de 1928, cuando tuvo su primer encuentro con el Señor Jesucristo. Viajaba de vacaciones con un grupo de estudiantes a Canadá en un transatlántico, cuando tuvo ocasión de tomar parte en un servicio cristiano a bordo. Indiferente al principio, su orgullo nacional y religioso le hizo casi abandonar el servicio mientras los demás oraban; pero luego, por cortesía, desistió, y se arrodilló como los demás. En ese momento sintió que un poder divino lo envolvía, trayéndole un gran gozo. Todo lo que pudo hacer fue pronunciar reiteradamente estas palabras: «Señor Jesús, yo sé y yo creo que tú eres el Cristo Viviente». Ese día desaparecieron sus prejuicios raciales y de clase.

«Hasta allí, yo había sido un ateo, y en mi necedad había dicho a menudo que no había Dios. Desde ese día, las palabras ‘Cristo Viviente’ de algún modo llegaron a ser muy reales para mí. Esta experiencia me dejó con un deseo fuerte de saber más del Señor Jesús viviente. Hasta entonces no tenía absolutamente idea alguna de la vida o de la enseñanza del Señor Jesucristo», confesaría él años después.

Luego de una estadía de tres meses en Canadá, regresó a Inglaterra. Una vez allí, intentó asistir a los servicios en la iglesia, pero fue desalentado por el ambiente glacial e indiferente que imperaba en las reuniones. Prefería ir a los templos cuando estaban vacíos, porque allí sentía paz. Durante un año no contó a nadie su experiencia cristiana. El deseo de fumar y beber que había tenido, se había ido sin que nadie se lo prohibiera.

En 1929 regresó a Canadá, para terminar su curso de Ingeniería en Agricultura, en la Universidad de Manitoba, Winnipeg. John y Edith Hayward, cristianos devotos, lo favorecieron y lo invitaron a vivir con ellos. Ellos solían terminar cada cena leyendo la Biblia. Cuando un amigo le regaló un Nuevo Testamento, él se encerró en su cuarto y se quedó leyendo hasta las 3 de la mañana. El día siguiente amaneció totalmente nevado, así que permaneció todo el día en cama, sólo para leer.

El segundo día, mientras leía el Evangelio de San Juan, capítulo tres, llegó al versículo 3, y se detuvo en la primera parte del verso. Las palabras «De cierto, de cierto te digo» le hicieron sentir culpable. «Justo cuando leí estas palabras – cuenta él – mi corazón comenzó a latir más fuerte. Yo sentí que alguien estaba de pie a mi lado diciendo una vez y otra vez, «De cierto, de cierto te digo». Yo solía decir, «la Biblia pertenece al occidente», pero la voz decía, «De cierto, de cierto te digo». Yo nunca me había sentido tan avergonzado como me sentí entonces, porque todas las palabras blasfemas yo había proferido contra Cristo venían ante mí. Todos mis pecados de los días del liceo y de la universidad vinieron ante mí. Por primera vez aprendí que yo era el más grande pecador, y descubrí que mi corazón era malo y sucio.

Mis pequeños celos contra mis amigos, mis enemigos, mi maldad, estaban todos claros frente a mí. Mis padres pensaban que yo era un buen joven, mis amigos me consideraban un buen amigo, y el mundo me consideraba un miembro decente de la sociedad, pero sólo yo conocía mi real estado. Lágrimas rodaron por mis mejillas y yo estaba diciendo, « Oh! Señor perdóname. Verdaderamente yo soy un gran pecador». Por un tiempo sentí que no había esperanza para mí, un gran pecador. Mientras yo lloraba nuevamente, la Voz dijo, «Este es mi cuerpo molido por ti, esta es mi sangre derramada para la remisión de tus pecados». Entonces supe que sólo la sangre de Jesús podía lavarme de mis pecados. No sabía cómo pero sólo sabía que la sangre de Jesús podía salvarme. No podía explicar el hecho, pero gozo y paz vinieron a mi alma; yo tuve la seguridad de que todos mis pecados fueron borrados».

Poco después, Bakht consiguió su propia Biblia y comenzó a leerla, desde Génesis a Apocalipsis, con gran fruición. Solía leer hasta 14 horas seguidas. En poco más de dos meses terminó la Biblia completa, y varias veces el Nuevo Testamento. Luego comenzó a leerla de nuevo, por segunda y tercera vez. En los próximos dos años dejó de leer toda clase de revistas, periódicos y novelas, para dedicarse sólo a la lectura de la Biblia. Su conocimiento y su fe fueron creciendo rápidamente.

Un día, al llegar a Hebreos 13:8, leyó: «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos». Por muchos años, él había padecido catarro nasal, sin que los muchos médicos consultados pudieran ayudarle de verdad. A ello se habían agregado problemas con la vista. Entonces oró: «¿Sanarás mi nariz y me darás buena vista?». Por la mañana, cuando se despertó, descubrió con mucha alegría que había sido sanado. Desde entonces, no sólo él fue sanado, sino muchos más fueron sanados por la oración.

El 4 de febrero de 1932, Bakht Singh se bautizó en Vancouver, Canadá. Después del bautismo, iba de un lugar a otro dando su testimonio. Dos meses después, él fue confrontado por el Señor acerca de su futuro, y decidió dejar de lado sus ambiciones terrenales, para consagrarse por entero al Señor.

Sin embargo, él sintió que el Señor le estrechaba el camino. «Tendrás que vivir por fe. Tú no debes pedir nada a nadie, ni siquiera a tus amigos o relaciones. No debes pedir ni siquiera una taza de café. Tú no estás para hacer ningún plan». A esto, el incipiente siervo de Dios replicó: «Señor, por un lado tú quieres que yo renuncie a todos mis derechos de propiedad y de tener un hogar, y me dices que viva simplemente por fe. ¿Quién va a proveer para mis necesidades?». Entonces, sintió que el Señor le decía: «Ese no es tu problema».

Posteriormente, él sintetizó así las condiciones de su llamamiento: 1. No te insertes en ninguna organización – sirve a todos por igual. 2. No hagas tu propio plan. Permíteme guiarte y llevarte en cada paso del camino. 3. No hagas saber tus necesidades a ningún ser humano. Sólo pídeme y yo te proveeré para tus necesidades.

Durante un año, Bakht Singh permaneció en América como predicador, porque ya había dejado de lado su carrera de Ingeniero. El 19 de octubre de 1932 escribió a sus padres relatándoles su conversión. Cinco meses después –el 6 de abril de 1933– él regresó a Bombay, tras siete años de ausencia. Tenía 30 años de edad.

El regreso

En Bombay se reunió con sus padres. «Nosotros somos los únicos que sabemos que eres un cristiano», le dijeron. «Por favor guárdalo en secreto y puedes leer tu Biblia e ir a la iglesia cuando quieras». «¿Puedo vivir sin respirar?», contestó Singh. «Yo le he dado mi vida entera a Cristo que murió por mí. No puedo seguirlo en secreto». «Si no puedes guardar el secreto, entonces no puedes venir a casa», contestaron sus padres, y lo dejaron allí.

Sin embargo, sus padres quedaron tristes. Su padre acudió a connotados maestros hindúes a preguntarles cómo podía conseguir paz. Ellos le dijeron que era una cosa difícil de lograr. Entonces un domingo pasó frente a un templo. El servicio estaba a punto de comenzar. Entró sin ninguna intención particular, y ocupó un asiento en la parte de atrás. Justo cuando comenzó el servicio, él vio una gran luz que le hizo exclamar: «Oh Señor, tú eres mi Salvador también». Entonces se entregó al Señor y una gran paz inundó su alma. Desde entonces su padre le apoyó decididamente en su ministerio entre los hindúes. El resto de la familia llegó también paulatinamente a la fe.

Singh empezó como un ardiente predicador itinerante a lo largo de la India, y alcanzó a muchos con el evangelio. Después de servir por algunos años, Dios trajo un avivamiento poderoso a través de él a Martinpur (ahora parte de Pakistán) y otros lugares en Punjab. «El papel de Singh en el avivamiento de 1937 que envolvió a la iglesia en Martinpur inauguró uno de los movimientos más notables en la historia de la iglesia en el subcontinente indio», declaró el Jonathan Bonk en el Diccionario Biográfico de Misiones Cristianas, publicado por Simon & Schuster Macmillan, en 1998. «Los años tempranos de su ministerio fueron marcados por poderosos milagros y maravillas, incluyendo curaciones físicas y grandes avivamientos».

En 1937, Singh fue uno de los oradores en la Convención de Sialkot, que era organizado por la Iglesia presbiteriana y otras denominaciones. Habló de Lucas 24:5 «¿Porque buscáis entre los muertos al que vive?». Su predicación electrizó a los participantes y organizadores por igual. En las palabras de J. Edwin Orr, Historiador británico de la Iglesia, «Bakht Singh es un evangelista indio equivalente a los mayores evangelistas occidentales, tan hábil como Finney y tan directo como Moody. Él fue un maestro de Biblia de primera clase del orden de Campbell Morgan o Graham Scroggie».

Pronto Bakht Singh se volvió un nombre familiar entre los cristianos protestantes a lo largo de la India. Las noticias de su vida extraordinaria y ministerio se encendieron por el mundo a través de las revistas misioneras y boletines. Él fue uno de los más buscados entre los evangelistas jóvenes en India en ese momento. Sólo en un mes recibió más de 400 invitaciones de toda India. En 1938, él fue a Madras y después a Kerala y otras partes de India Sur. Miles de personas se volvieron a Cristo. Según Dave Hunt, autor y escritor, «La llegada de Bakht Singh volvió las iglesias de Madras al revés... Las muchedumbres se reunieron al aire libre, tantos como 12.000 en una ocasión para oír a este hombre de Dios. Muchos tremendamente enfermos se sanaron cuando Bakht Singh oró por ellos, incluso sordos y mudos empezaron a oír y hablar».

Inicio de la obra

Siempre que la iglesia –el Cuerpo de Cristo– pasa a través de un declive espiritual, el Señor, que es la Cabeza de la iglesia, levanta a sus vasos escogidos para traer vitalidad al Cuerpo. Sin embargo, el ministerio de Singh no fluyó por los cauces habituales. Singh comprendió que el nuevo vino requería nuevos odres.

Tras una noche de oración, junto a algunos de sus co-obreros, en la cima de un monte en 1941, tuvo la visión de empezar a contextualizar el patrón de las asambleas locales en los principios del Nuevo Testamento.

El Señor lo llevó a él y sus co-obreros para establecer una iglesia local para cumplir los cuatro propósitos de la Iglesia sobre la base de Hechos 2:42. Estos principios pueden ser aplicados en cualquier país, en cualquier cultura sin comprometer la Palabra de Dios revelada. Los cuatro propósitos de la Iglesia son:

1) Mostrar la llenura de Cristo (Efesios 1:22–23).
2) Perseverar en la unidad de Cristo - la unidad de todos los creyentes (Efesios 2:14-19). 
3) Perseverar en Su sabiduría (Efesios 3:9-11) 
4) Mostrar Su gloria (Efesios 3:21 y Hechos 2:42). «Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones».

La primera iglesia se estableció en Madras, Tamil Nadu, el 12 de julio de 1941, y fue llamada «Jehovah Shammah». En la década de los ‘50 surgieron otras en Madras e Hyderabad en el Sur, y en Ahmadabad y Kalimpong en el Norte. Singh sostuvo su primera ‘Santa Convocación’, basada en Levítico 23, en Madras en 1941. Pero la asamblea en Hyderabad siempre fue la más grande, atrayendo a unos 25.000 participantes. Comían y dormían en tiendas, y se reunían bajo un gran toldo de paja para largas horas de oración, alabanza y reuniones de instrucción que empezaban al alba y acababan tarde por la noche. No se reclutaban trabajadores para las reuniones. El cuidado y alimentación de los invitados era manejado por voluntarios. Los gastos para las reuniones eran solventados por ofrendas voluntarias. No se pedía dinero desde fuera.

Desde Madras a Hyderabad

Bakht Singh creía firmemente en la eficacia de los obreros nativos para hacer la obra de Dios en la India. Por años, el país había dependido de las misiones extranjeras, por eso, parte de la visión de Singh incluía la preparación de obreros. A mediados de los ‘50 el Señor proporcionó los medios para albergar el ministerio de la iglesia extra local. Él llamó el nuevo lugar ‘Hebrón’, en Hyderabad. Allí eran enseñados los nuevos obreros en las Escrituras diariamente, participaban en los quehaceres domésticos y predicaban y daban testimonio en la calle. Ellos se quedaban hasta que habían aprendido lo que necesitaban saber, y entonces salían para hacer la obra de Dios, volviendo cuando quisieran.

El trabajo del Señor creció y se multiplicó. De los 1950’s a los 1970’s las iglesias locales establecidas por Bakht Singh y sus co-obreros eran las iglesias locales con más rápido crecimiento en India. Estas dos iglesias crecieron cualitativa y cuantitativamente intentando mostrar cómo se cumplían los cuatro propósitos de la iglesia.

Cierta vez que Singh estaba ministrando en Filadelfia, USA, le preguntaron sobre el papel de los misioneros americanos en la evangelización de su país, él dijo escuetamente: «Ellos ya no son necesarios en la India». Bob Finley, Presidente de Christian Aid Mission, dice haber sido testigo de cómo en Hebrón se preparaban más de cien misioneros para el servicio, mientras que otros cien comenzaban a hacer sus primeras armas en el campo.

Con su habitual franqueza, Bakht Singh solía decir a los occidentales: «Ustedes sienten compasión por nosotros en India debido a nuestra pobreza material. Los que conocemos al Señor en India sentimos aflicción por ustedes en América a causa de su pobreza espiritual, y oramos para que Dios les dé el oro refinado en fuego que Él prometió a aquéllos que conocen el poder de Su resurrección...

«En nuestras iglesias nosotros nos pasamos cuatro o cinco o seis horas en oración y alabanza, y frecuentemente nuestra gente sirve al Señor en oración toda la noche; pero en América después que ustedes han estado una hora en la iglesia, empiezan a mirar sus relojes. Oramos para que Dios pueda abrir sus ojos al verdadero significado de la adoración. Para atraer a las personas a las reuniones, ustedes tienen una gran dependencia de los carteles, de la publicidad, la promoción y los recursos humanos; en India no tenemos nada más que al Señor mismo y probamos que Él es suficiente. Antes de una reunión cristiana en India nosotros nunca anunciamos quién predicará.

«Cuando la gente viene, vienen a buscar al Señor y no a un ser humano o a oír a alguien especial favorito que les habla. Nosotros hemos tenido unas 12.000 personas reunidas sólo para adorar al Señor y tener comunión juntos. Estamos orando para que las personas en América también puedan venir a la iglesia con hambre de Dios y no meramente hambre para ver alguna forma de entretenimiento o oír coros o la voz de algún hombre».

El ministerio en ultramar

En el año 1946, Bakht Singh dejó la India para desarrollar su ministerio en Europa, el Reino Unido, EE.UU. y Canadá. El Señor lo usó poderosamente en cada lugar, particularmente en la Conferencia Misionera de Estudiantes del Inter Varsity (ahora conocido como Convención Urbana) en Toronto, Canadá, donde él era uno de los principales oradores. Entre los que asistieron a la conferencia estaba Jim Elliott, quien fue martirizado en Ecuador en el año 1956 junto con otros cuatro misioneros americanos. En los años 50, Bakht Singh ministró en Australia, varias partes de Asia, África y los Estados Unidos de América. Dondequiera que él fue, el Señor lo usó para extender Su fragancia. Él era de hecho una brisa de aire fresco en medio de las iglesias tibias, y de los cristianos que tenían una forma de piedad pero que negaban la eficacia de ella.

En Australia, a través de su ministerio, el Señor inquietó a algunos creyentes para reunirse basándose en Hechos 2:42. Hay varias asambleas, particularmente en el área de Sydney que todavía se reúnen allí ahora como resultado del ministerio de Bakht Singh en los 1950’s y 60’s.

En 1969-70, Bob Finley invitó a Bakht Singh para hablar en el Instituto de las Misiones Indígenas en Washington, DC. El propósito principal del Instituto era darle a los estudiantes internacionales y escolares cristianos que retornaban, la visión de la iglesia del Nuevo Testamento basada en los principios del Nuevo Testamento ya practicados por Bakht Singh. Durante esos años él viajó también extensamente por varias partes de los Estados Unidos y Canadá ministrando en iglesias de diferentes denominaciones.

En 1974, después de su visita al Congreso de Evangelización Mundial en Lausanne, Suiza, Bakht Singh visitó varias partes de Europa, el Reino Unido, y los Estados Unidos. Durante esa visita él alentó la realización de Asambleas Santas en Nueva York, y en Sarcelles, Francia. El Señor usó estas Asambleas Santas para edificar a los creyentes de varias partes de Europa, el Este Medio y otros lugares.

Días finales

Singh contrajo el mal de Parkinson y estuvo totalmente postrado durante sus últimos diez años. Una pareja india se dedicó a cuidar de él todo el tiempo. Según el testimonio de sus biógrafos, cuando se acercaba el tiempo de su partida, ocurrieron una serie de hechos naturales significativos, «que hicieron recordar que él era un hombre enviado de Dios para la edificación de Su cuerpo y para Su gloria eterna». Por ejemplo, sólo unas horas antes de que él durmiera en Cristo, el domingo 17 de septiembre a las 6:05 de la mañana, hubo un terremoto en y alrededor de Hyderabad, junto con continuos e inusuales truenos y relámpagos. El día 22, justo antes de su sepultación, el sol brillaba esplendorosamente, y un arco iris rodeó el sol durante un breve tiempo. Cuando el arco iris desapareció, un anillo brillante que se parecía a una «corona» aparecía alrededor del sol. Entonces, de repente, bandadas de palomas volaron encima de Hebrón en el momento en que la procesión fúnebre accedió al cementerio.

Las personas vinieron de toda la India y de otros países a pagar su último homenaje y tributo a su padre espiritual. Una multitud de cristianos de todas las denominaciones, idiomas, tribus y colores se reunieron, alabando a Dios por cada recuerdo dejado por este hombre de Dios. Las noticias de su partida se extendieron como el fuego y más de 600.000 vinieron a homenajearlo entre el 17 y el 22 de septiembre. Según David Burder, miembro de Christian Aid en Delhi, unas 250.000 personas asistieron a sus funerales, las cuales, sosteniendo sus Biblias en alto, siguieron el carro que llevaba los restos mortales al cementerio general. Un policía comentó: «Esta es la primera vez que he visto tan grande y pacífica procesión hasta ahora en todos mis años de servicio».

El secreto de su vida espiritual

El Señor usó a Bakht Singh como Su vaso escogido para enriquecer y reforzar la vida espiritual de muchos cristianos alrededor del mundo. Él ministró a Cristo y la visión de la Iglesia. Pocos quedaron al margen del impacto de su vida y ministerio: individuos, denominaciones, sociedades misioneras, clérigos, laicos y no cristianos. De Cachemira a Kerala, muchos fueron desafiados y transformados por sus mensajes basados en la Biblia y ungidos por el Espíritu; y dondequiera que él fue, centenares iban a oírle hablar y compartir la Palabra de salvación.

La vida y ministerio de Bakht Singh ha sido comparado a menudo con Hudson Taylor y otros grandes cristianos; compartió jornadas espirituales con Billy Graham, Francis Schaeffer y Martin Lloyd-Jones, por nombrar algunos.

Muchos le preguntaron sobre el secreto de su vida espiritual. He aquí algunas de las claves:

1) Su total dependencia del Dios viviente.

2) Él aceptaba la Biblia como la Palabra de Dios y animaba que cada creyente tuviera su propia Biblia y viviese en obediencia total a la Palabra revelada de Dios. Su visión de la Palabra de Dios y su memoria fotográfica de las Escrituras eran legendarias. Bob Finley decía: «Yo nunca he visto a un hombre con un conocimiento y entendimiento mayor de la Biblia que Bakht Singh. Todos nuestros predicadores occidentales y maestros parecen ser niños ante este gran hombre de Dios».

Durante la visita de Bakht Singh a Inglaterra en 1965, Martin Lloyd-Jones, el afamado expositor y maestro de la Biblia y Keith Samuel, uno de los oradores de Convención de Keswick se reunieron con Bakht Singh. Ellos pasaron varias horas haciéndole preguntas de la Palabra de Dios. Las respuestas de Bakht Singh desafiaron y sorprendieron a estos hombres. Entonces Martin Lloyd-Jones le preguntó cómo él había entrado en tal visión y conocimiento de la Palabra de Dios. Bakht Singh respondió que simplemente leyendo y meditando en la Palabra de Dios sobre sus rodillas. La mayor parte de su vida, hasta que se puso enfermo, él leyó la Biblia de rodillas y meditó en ella durante horas. El Espíritu Santo de Dios le reveló cosas maravillosas de Su Palabra.

3) Buscó e hizo la voluntad de Dios costase lo que costase.

4) Tenía una pasión por Dios y compasión por las almas.

5) Descubrió y practicó la adoración bíblica y animó a todos los santos varones y mujeres a adorar al Señor en espíritu y en verdad.

6) Alentó la comunión entre los santos introduciendo la ‘fiesta de amor’.

7) Una de sus más grandes contribuciones fueron las Santas Convocaciones anuales. La primera asamblea se realizó en Jehovah Shammah, Madras, en diciembre de 1941, que duró 19 días. Norman Grubb, que era el Director Internacional de la Cruzada de Evangelización Mundial, decía esto sobre su visita a la Santa Convocación en Hyderabad: «A nosotros los occidentales, la parte más llamativa de toda la obra con Bakht Singh son las Asambleas Santas sostenidas anualmente en Hyderabad... El hermano Bakht Singh convoca estas asambleas anualmente donde se amasan juntas varios miles de personas en cuartos cerrados y todos alimentados por el Señor durante una semana sin solicitar nada a los hombres ... He aquí un indio probando a Dios».

8) La indigenización de los principios del Nuevo Testamento en las iglesias locales. Después de visitar Hyderabad en los 1950’s, Norman Grubb anotó en su libro Una vez Cogido, no hay Escape: «En estas iglesias con fundamentos neotestamentarios he visto la mejor réplica de la iglesia primitiva y un modelo para el nacimiento y crecimiento de iglesias jóvenes en todos los países de la misión».

9) La vida de fe. Bakht Singh era un hombre de fe. Él confió en el Señor para todas sus necesidades a lo largo de su vida. El Señor honró su fe y no sólo proveyó para sus necesidades y para el ministerio, sino también lo usó poderosamente para desafiar al pueblo de Dios sobre la importancia de confiar en Dios para sus necesidades.

10) Las procesiones evangelísticas testificando de Cristo. Durante sus campañas de evangelismo, dondequiera que él fue, hizo procesiones evangelísticas por las ciudades llamando a las gentes para Cristo. La más grande de todas fue la que siguió su urna al cementerio donde cientos de miles marcharon cantando y alabando Dios. Aunque él murió, su trabajo y ministerio lo siguen.

11) La vida de oración. Bakht Singh era un hombre de oración. Él ocupó horas sobre sus rodillas en comunión con el Señor buscando la mente de Señor con respecto a Su voluntad acerca del trabajo y ministerio. Por consiguiente, el Señor también lo honró y lo bendijo más allá de cualquier comprensión humana. Ésta es una de las razones de por qué el Señor lo usó tan poderosamente para la edificación de Su Cuerpo y para la extensión de Su reino glorioso en India y en el extranjero.

Aunque él ya está muerto, todavía habla. La obra que el Señor empezó a través de Su siervo y sus primeros colaboradores, como el hermano Fred Flack, Raymond Golsworthy, John Carter, el hermano Dorairaj, el hermano Rajamani y algunos otros, no sólo puede continuar, sino que se multiplicará hasta el día de nuestro Señor Jesucristo.

Que esta visión y enseñanza acerca de iglesias locales basadas en el modelo del Nuevo Testamento puedan levantarse por todo el mundo para la edificación de Su Cuerpo y para Su gloria.